martes, abril 12, 2005

4 años...


Desde muy pequeña recuerdo que muchos fines de semana los dediqué a ir de visita al hospital... me conozco todos sus rincones como si fuera mio propio... Mi padre convirtió los hospitales en su segunda casa, y con él a la familia...

Recuerdo que me encantaba ir... era una especie de excursión... tenias que coger el autobús y, a mi parecer, ir lejísimo, a las afueras de la ciudad... Mi padre al vernos, sonreía... yo lo veía feliz... con lo qué yo deduje que aquel lugar no estaba nada mal...

Con los años, ni el hospital estaba tan lejos como para ser una excursión... ni mi padre era tan feliz... Los últimos años la operación de ingresarlo en el hospital era cada 2 ó 3 meses... realmente es triste que esto se convierta en una costumbre...

Normalmente siempre era la misma rutina... llegabas a urgencias, pasabas allí la tarde-noche, lo ingresaban en planta... y allí se instalaba durante, lo menos, un mes... Al final le restas importancia...

Las dos veces que estuvo ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos, lo llegué a pasar realmente mal... quería estar cerca de él a todas horas... pero solo se podía visitar durante unas horas muy concretas... Recuerdo que le hablaba en silencio, mientras él dormía... a pesar de que las enfermeras me decían que él me escuchaba...

Pero siempre se recuperaba... “Este hombre nos enterrará a los demás”... decíamos... y no sin razón, los sustos que nos dio durante años fueron para enterrarnos a todos...

La última vez que salimos corriendo con él camino del hospital era mi cumpleaños... 17 noches después le di de cenar en el hospital jugando a que él era el hangar de un avión y yo el piloto... me reí muchísimo aquella noche... porque me decía que tenia hambre, que me diera prisa... y yo le hacía enfadar dando más vueltas de las necesarias con la cuchara antes de darle de comer... No es que no hubiera podido comer él solo, podía hacerlo... pero no sé porqué terminé dándole yo la cena...

Fue lo último que hice con él... ésta vez me engañó bien... estaba convencida de que volvería, como tantas veces, a salir de allí... Incluso me enfadé con él por no despedirse de mí, por ser demasiado joven para irse sin más... y me enfadé conmigo por no decirle lo mucho que le quería...

Aquél día aprendí que un buen día te levantas y alguien a quien quieres dejar de estar a tu lado... y que se acabó el tiempo para hacer todo aquello que debiste hacer o decir...

Frase del día (Algo que debí decirle hace cuatro años)
“Te quiero papá"

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