El fin de la Fórmula

Despertó con el resultado de la fórmula… era tan fácil que se sorprendió no haber dado antes con ella… El resultado resultó ser: “Nunca tendré lo que quiero, pero tengo más de lo que necesito…”

Era humana, nunca se conformaría con lo que tenía… el ser humano siempre quiere más y de lo que NO tiene… pero indudablemente tenía más de lo que necesitaba, ese exceso la hacía feliz… y la búsqueda de lo que “no tenía” le proporcionaba el resto…

Iba rascando el tercio de su vida, puesto que pensaba vivir 100 años… Pero había conseguido levantarse cada día, mirarse al espejo (nada nuevo ya que lo hizo durante toda su vida)… y sonreír…

Dejó de necesitar motivos para seguir, los tenía todos… más de lo necesarios… consiguió rodearse de gente que quería, cada cual con un “algo” especial, con una necesidad concreta… y así formar parte de algo, de nada y de todo…

Y le preguntaron qué tal se portaban “los hombres” con ella… La respuesta que siempre quiso dar, la dio: “Se portan tal y como yo quiero que lo hagan… recuerda que no hace daño quien quiere sino quien puede… y ese poder lo otorgo yo”…

Se sentía afortunada por ser de las pocas personas que disfrutaba con todas las horas del día… incluso ir a trabajar… incluso empezar un lunes… incluso un trayecto en tren… incluso un duro día… Una vez se levantaba ya no encontraba motivos para dejar de sonreír… Como leyó ese mismo día “Podía elegir entre ser feliz y estar triste… y elegía ser feliz”…

Así volvió a mirarse en el espejo… “Empieza un feliz día Ume”

Frase del día (Andaya)
“…los matices los marcamos nosotros mismos”