Cuidados y agua…

Siempre fue una flor rara, al menos eso le dijeron… y como tal se sentía… en un enorme jardín, rodeado de otras tantas flores, y justo en el centro de todas ellas… no estaba más acompañada que si la hubieran plantado en el desierto.

Un jardín completamente circular, con puertas en todas direcciones. Los jardineros, con el deber de cuidar del jardín, salían al atardecer a refrescar la tierra del calor acumulado durante el día.

La observaban, ella siempre sonreía, agradecía cualquier signo de cariño, pero rara vez se acercó un jardinero a cuidar de ella. El método de supervivencia propio le enseñó a desplazarse cerca de cualquier puerta para recibir su ración de agua y recibir ese cariño y cuidado que tanto anhelaba. Al anochecer volvía a su lugar en el jardín, el centro, que todos observaban, con la esperanza que aquel jardinero que la cuidó el día anterior diera otra vez con ella sin tener que desplazar sus raíces y salir del lugar donde estaba plantada.

Con el tiempo descubrió que era inútil, siempre tendría que desplazarse para conseguir que la cuidaran… y negó cualquier signo de necesidad… se cansó de crecer más para ser vista, de poner colores a sus pétalos para ser reconocida… y se desplazó a una de las puertas abiertas, una pequeña habitación vacía… y allí se plantó con la raíces tan profundas que le fuera imposible volver a moverse… Tenía abundante agua, tenía un lugar para observar, y ya no necesitaba de jardineros que la cuidaran… sabía hacerlo sola.

Olvidó cerrar la puerta, aunque estaba furiosa con el resto del jardín, pensó que aquello le daba la oportunidad de entrar a un “necesitado de cuidados”… ella había aprendido a cuidar de ella, no le resultaría difícil cuidar de alguien más…

Frase del día
“Hoy es noche de Luna llena…”