Sonó el timbre, abrí la puerta y tras ella una chica de unos 17 años. Con una voz casi inaudible me explicó algo de lo que solo saqué en claro un 10% de descuento en mi próxima factura. Como nadie da duros a cuatro pesetas, me negué a darle mis datos para cambiar de compañía sin una explicación más convincente… La chica chuleta en mano, me volvió a explicar que tendría un 10 de descuento… y seguidamente me confesó que era su primer día de trabajo y yo su primera clienta…
En este punto no pude más que recordar cuando tenía su misma edad, mi primer día y mi primer cliente… recordar lo mal que lo pasé tal cual ella en ese mismo momento… Mientras su “supervisor” hablaba por el móvil a 10 metros de ella sin prestarle la mínima atención…
Me entregó su chuleta que iniciaba:
“En la puerta” “Buenas tardes mi nombre es ….. y vengo de…..”
Y entre su chuleta y mi factura, me informé yo misma de lo que hacía aquella niña en el umbral de mi puerta… Y accedí, esta vez más amablemente, a ayudarla a rellenar un formulario, que indudablemente, también era el primero que debía completar… Aquí ocurrió una divertida anécdota al preguntarme la provincia, respondí con cara de “Me lo estás preguntando en serio??”… Barcelona… y resolví que aquella chiquilla tenía poco futuro como comercial si ni siquiera sabía en qué provincia tenía los pies en ese momento…
Por suerte para ella, y alivio para mí, apareció un compañero suyo… también jovencito pero bastante más espabilado… Me informó de lo que ella no supo hacer e incluso acabamos haciendo bromas los tres.
Que las personas no nacemos enseñadas es algo que he aprendido, y que le tocará aprender a ella… pero que una empresa de renombre envíe a estos chicos, por un sueldo ridículo, con un mini-curso rápido, a buscar clientes a la calle… es una vergüenza… Pero que además su supervisor no estuviera a su lado, por sí ella no sabía explicarse (como fue el caso)… o se quedara en blanco (como también ocurrió), sí que es de juzgado de guardia…
Ella me dio las gracias por ayudarla, yo respondí que no se preocupara, que todo el mundo pasa por su primer día… al fin y al cabo a todos nos toca aprender cada día.
Frase del día
“Lo que tenemos que aprender, lo aprendemos haciéndolo”
En este punto no pude más que recordar cuando tenía su misma edad, mi primer día y mi primer cliente… recordar lo mal que lo pasé tal cual ella en ese mismo momento… Mientras su “supervisor” hablaba por el móvil a 10 metros de ella sin prestarle la mínima atención…
Me entregó su chuleta que iniciaba:
“En la puerta” “Buenas tardes mi nombre es ….. y vengo de…..”
Y entre su chuleta y mi factura, me informé yo misma de lo que hacía aquella niña en el umbral de mi puerta… Y accedí, esta vez más amablemente, a ayudarla a rellenar un formulario, que indudablemente, también era el primero que debía completar… Aquí ocurrió una divertida anécdota al preguntarme la provincia, respondí con cara de “Me lo estás preguntando en serio??”… Barcelona… y resolví que aquella chiquilla tenía poco futuro como comercial si ni siquiera sabía en qué provincia tenía los pies en ese momento…
Por suerte para ella, y alivio para mí, apareció un compañero suyo… también jovencito pero bastante más espabilado… Me informó de lo que ella no supo hacer e incluso acabamos haciendo bromas los tres.
Que las personas no nacemos enseñadas es algo que he aprendido, y que le tocará aprender a ella… pero que una empresa de renombre envíe a estos chicos, por un sueldo ridículo, con un mini-curso rápido, a buscar clientes a la calle… es una vergüenza… Pero que además su supervisor no estuviera a su lado, por sí ella no sabía explicarse (como fue el caso)… o se quedara en blanco (como también ocurrió), sí que es de juzgado de guardia…
Ella me dio las gracias por ayudarla, yo respondí que no se preocupara, que todo el mundo pasa por su primer día… al fin y al cabo a todos nos toca aprender cada día.
Frase del día
“Lo que tenemos que aprender, lo aprendemos haciéndolo”
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