Amsterdam...

Cumplí una de mis deudas pendientes con el mundo… visité Amsterdam… Una ciudad increíblemente tolerante, una mezcla de culturas, manera y formas que bien podían coger como modelo tantas otras ciudades…

Cuando alguien piensa en Amsterdam, le vienen a la cabeza unos coffee shops y unos escaparates donde se vende sexo a precio de mercado… de los primeros visité uno, por curiosidad, de los segundos pasamos por unos cuantos, por mayor curiosidad…

De museos, que hay unos cuantos, visité el que claramente va conmigo… el de la Heineken, y más que nada porque la entrada explicaba “11€ - 3 consumiciones”… así que nos pareció un buen lugar para hacer el vermut del sábado…

Me encantaron los edificios, aprovechan al máximo la luz del día y disponen de unos ventanales inmensos… me gustó el poco tráfico (de coches) que existe, claro que se compensa con miles de bicicletas y tranvías… y como enamorada del elemento “agua” disfruté de los canales de la ciudad.

El único punto negativo que puede llevarse es “una ciudad cara”… tal vez comparable con el centro de Barcelona (que también la considero cara)… pero merece la pena traerse una forma de vida tan cívica…

Frase del día (Algo que aprendí a decir a los 5 minutos)
“Three beer please…”