Se abandonó y se dejó llevar por sus propios pies… unos pies que parecían haber cobrado vida tras años de subordinación a las órdenes que recibía del cerebro… un corte en las comunicaciones obligaron a su cuerpo a ser arrastrado, lógicamente su cuerpo no podía separarse de sus pies…
Tampoco le importó, pensó que por una vez debía dejarse llevar por aquella forma con cinco dedos más alejada de su vista…
Y los pies la llevaron a recorrer las calles estrechas de algún pueblo de costa… los observaba tan perfectamente sincronizados, primero uno, luego el otro y vuelta a empezar… siempre la frente… tras ellos, impulsadas, sus piernas y así el resto de ella.
De pronto se detuvieron y más le costó hacerlo al cuerpo, que por inercia parecía querer continuar… estaban tranquilos y dejó de observarlos… alzó la vista y se encontró al borde de un precipicio… la vista no alcanzaba el final de aquel mar que se presentó ante ella… allí despertó el corazón que se sentía gigante y diminuto a la vez, se sentirían también sus pies parte de un ser gigante?
Empezó a anochecer y se atrevió a hablarles “Chicos volvemos a casa”… y volvieron a dejarse llevar por las órdenes recibidas… giraron tan perfectamente sincronizados, uno, luego el otro para volver sobre sus propios pasos…
Frase del día
“El que no tiene cabeza, tiene que tener pies…”
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